Muchas destilerías y bodegas generan una variedad de corrientes de desechos sólidos y líquidos, que en la mayoría de los casos son ricos en contenido orgánico y difíciles de tratar. La complejidad y la naturaleza variable de las aguas residuales de estas instalaciones hacen que a menudo requieran tratamientos complejos.
Los residuos sólidos como el orujo de uva también pueden transformarse de un producto de desecho en un recurso valioso. Finalmente, según la naturaleza local de la producción, la melaza, el vino, las plantas de agave, los granos, las verduras y las frutas también deben limpiarse y manejarse adecuadamente antes de poder usarse en el proceso de producción, lo que genera desechos y aguas residuales adicionales que a menudo deben tratarse por separado de las corrientes de alta carga.
Las corrientes de desechos de alta carga generadas en tales instalaciones son ideales para el tratamiento anaerobio y la generación de cantidades significativas de energía renovable en forma de biogás. Su utilización en calderas o generadores puede proporcionar una compensación sustancial de las necesidades energéticas de la planta. Las aguas residuales también pueden refinarse aún más para permitir la recuperación de agua destinada al riego y otros usos no productivos en la planta de producción, lo que proporciona ahorros adicionales en el consumo de agua.